Los horarios de atención son de lunes a viernes, desde las 10 a.m. hasta las 2 p.m., y de 5 p.m. a 8 p.m., permaneciendo cerrado durante los fines de semana. Este horario permite una gran flexibilidad para quienes necesitan sus servicios fuera de un horario laboral convencional.
El taller se distingue por ofrecer servicios personalizados de alta calidad, adaptándose a las necesidades específicas de cada cliente. La habilidad y el detalle con que ejecutan cada trabajo se reflejan en la satisfacción generalizada de quienes los visitan. Sea para una modificación menor o la creación de una pieza desde cero, El taller de los duendes demuestra una notable destreza y creatividad.
La ambientación del local invita a los visitantes a sumergirse en un ambiente acogedor y creativo, donde cada detalle está pensado para complementar la experiencia singular que ofrecen. La atención al cliente es otro punto fuerte, destacando el trato amable, profesional, y cercano del equipo, dispuesto siempre a escuchar y asesorar de la mejor manera posible.
Aunque el taller cierra los sábados y domingos, la flexibilidad durante los días hábiles compensa ampliamente esta limitación. Este negocio es una opción recomendable para quienes buscan soluciones a medida en costura, ajustes o transformaciones de prendas, prometiendo resultados que usualmente superan las expectativas. En resumen, El taller de los duendes se perfila como un referente local en Valladolid para todas las necesidades de costura, garantizando calidad y satisfacción a sus clientes.
CÓMO LLEGAR AHORA
LLAMAR: +34 608 21 84 27
Dirección: C. Miguel Delibes, 19, 47008 Valladolid, España
Horario de El taller de los duendes
Lunes:10a.m.-2p.m.,5-8p.m.martes:10a.m.-2p.m.,5-8p.m.miércoles:10a.m.-2p.m.,5-8p.m.jueves:10a.m.-2p.m.,5-8p.m.viernes:10a.m.-2p.m.,5-8p.m.sábado:Cerradodomingo:Cerrado
Opiniones de El taller de los duendes
Mi visita a El taller de los duendes generó en mí una mezcla de emociones. Al sumergirme en las opiniones de otros visitantes, noté una clara división entre experiencias maravillosas y algunas que dejaron mucho que desear.
Por una parte, me encontré con comentarios que alababan la calidad del servicio y la profesionalidad del equipo. Clientes satisfechos destacaban cómo desde arreglos menores hasta la confección de trajes de novia, el taller había superado sus expectativas, creando piezas a medida que capturaban la esencia de sus ideas. La atmósfera del lugar fue otro punto fuerte, mencionado por varios como un ambiente acogedor que hacía del proceso una experiencia aún más agradable.
Sin embargo, no todas las reseñas compartían este entusiasmo. Algunos visitantes expresaron su descontento con los precios, considerándolos excesivos para ciertos servicios. Un cliente contó cómo le cobraron 20 euros por poner una cremallera en un chaleco que costaba menos que el propio arreglo, mientras otro se sorprendió al ser cobrado solo por recibir un presupuesto. Estas experiencias empañan la percepción general del taller, sugiriendo que quizás la comunicación de precios y servicios podría mejorar.
Lo que sí es claro es que El taller de los duendes parece ser un lugar de extremos: o te va extraordinariamente bien, o quedas deseando haber ido a otro lado. A pesar de los comentarios negativos, la habilidad y el cariño puesto en su trabajo por parte de la dueña y su equipo es evidente y ha dejado huella en muchos clientes, lo cual se refleja en su evaluación media de 4.4 sobre 5.
En mi opinión personal, la experiencia ofrece una lección importante: siempre preguntar y acordar el precio antes de cualquier servicio. Además, la variedad en las experiencias me recuerda la importancia de mantener unas expectativas realistas y la disposición a dialogar nuestras necesidades y limitaciones con los profesionales.
Aunque El taller de los duendes pueda tener sus detractores, no se puede negar el talento y la dedicación que muchos han experimentado al confiar en sus servicios. Con el debido cuidado en la comunicación y el entendimiento mutuo, creo que sus futuros clientes pueden disfrutar de resultados que vale la pena celebrar.
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